Hace tiempo que quería hacer un blog, no con la primera intención maldita de perder más tiempo frente a la computadora, sino porque este tipo de espacios permite que pueda ejercer mi aún vivo (?) espíritu literario.

Está bien, no subo un cuento de los pocos que tengo por ahora porque también planeo hacer una especie de bitácora (se supone que para eso son estas cosas), e intercalar alguna de las monstruosidades que se me vayan ocurriendo para amenizar (?) el viaje. Por lo pronto sólo puedo decir (aunque no puedo evitar sentirme en un "Querido diario", disfrazado con un "Bitácora del día") que tardaré un poco en acostumbrarme a este blog porque, como bien lo dice el título, no tengo ni idea de estructuras, imágenes y formas, y aunque estoy bien instruido en otro tipo de formatos web, mejor aplazo la regularidad para empezar a tomarle cariño a esta cosa sin pelos.

Primera aclaración, el blog se llama "Valseca Altamirano" porque ése es mi seudónimo para escribir, basado en el apellido de mi abuelo paterno, a quien no tuve el gusto de conocer pero del que se dice que soy una réplica en carácter. Luego, el nombre del link "speculateur" se basa en una niñería mía, quizá. Desde hace muchos años conocí la palabra "Especulador", cuyo sonido no resonó tanto en mí como su significado. Luego, me fui creando toda una teoría sobre la vida a través de la especulación, que me ha resultado bastante ramificable y diversiva para no morirme de aburrimiento mientras yo pise esta tierra. "Casi siempre miro al cielo, porque el suelo de muy poco sirve", me dije una vez, y hasta ahora creo que los caminos de la especulación llevan más hacia lo celestial que hacia lo terreno. Como sea, el especulador soy yo. (Luego, la infantil manía de poner palabras extranjeras para darle más caché a las propias me llevó a poner Spéculateur en lugar del término español).

Woa! Ahora veo que escribir en esta cosa no es tan difícil como creí. Espero poder entrar a decir más sobre la especulación (para ir definiendo bien de qué se tratará esto) en mi siguiente entrada. Mientras tanto, continúo el viaje. (Es tan poco elegante eso de "continúo el viaje", "continúo el viaje", como si hubiera algo que continuar en este rondar cíclico de mis espejos).