Nacido el príncipe Thomas
a dos meses del Adviento,
hubo el bautizo entre bromas
celebración y contento.
Rey y reina en la alegría
como entera la ciudad,
mas el príncipe crecía
en profunda soledad.
Cuando bien hubo alcanzado
la edad joven y madura
se despidió del poblado
en busca de su aventura.
Padre y madre le lloraron
pero el príncipe decía:
“Mucho tiempo se alegraron
mas hoy busco mi alegría”.
Partió una verde mañana
menos verde que sus ojos,
el Sol, como una fontana,
sabe ocultar sus sonrojos.
Buscó el príncipe en la guerra
el descanso de su alma,
mas ni al ser dueño de tierra
halló consuelo ni calma.
Buscó el príncipe el amor
en corazón de mil damas,
su interior oyó un rumor,
mas no un grito entre las llamas.
Buscó el príncipe la ciencia,
la docta sabiduría,
mas notó que en la influencia
no cabía su alegría.
El mundo ama sin preguntas,
decepción tras decepción,
el príncipe de ansias difuntas
abrazaba al corazón.
Cerró los ojos. Miraba
el más grande y bello abismo.
Sonrió, de alegre que estaba,
halló su Reino en sí mismo.
Nota: Regalo en octosílabos porque me enteré de su cumpleaños un día antes de que sucediera.
a dos meses del Adviento,
hubo el bautizo entre bromas
celebración y contento.
Rey y reina en la alegría
como entera la ciudad,
mas el príncipe crecía
en profunda soledad.
Cuando bien hubo alcanzado
la edad joven y madura
se despidió del poblado
en busca de su aventura.
Padre y madre le lloraron
pero el príncipe decía:
“Mucho tiempo se alegraron
mas hoy busco mi alegría”.
Partió una verde mañana
menos verde que sus ojos,
el Sol, como una fontana,
sabe ocultar sus sonrojos.
Buscó el príncipe en la guerra
el descanso de su alma,
mas ni al ser dueño de tierra
halló consuelo ni calma.
Buscó el príncipe el amor
en corazón de mil damas,
su interior oyó un rumor,
mas no un grito entre las llamas.
Buscó el príncipe la ciencia,
la docta sabiduría,
mas notó que en la influencia
no cabía su alegría.
El mundo ama sin preguntas,
decepción tras decepción,
el príncipe de ansias difuntas
abrazaba al corazón.
Cerró los ojos. Miraba
el más grande y bello abismo.
Sonrió, de alegre que estaba,
halló su Reino en sí mismo.
Nota: Regalo en octosílabos porque me enteré de su cumpleaños un día antes de que sucediera.
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